Enjuaga los fríjoles muy bien con agua y colócalos en un recipiente grande. Cúbrelos con suficiente agua y déjalos remojando desde la noche anterior.

Al día siguiente coloca 1 cucharada de aceite en una olla a presión (esto es para evitar que se forme espuma en la olla) y luego agrega los fríjoles escurridos junto con los 2-2.5 litros de agua, la zanahoria y el plátano picado. Tapa la olla a presión, deja que llegue a presión a fuego alto, reduce el fuego a medio bajo o bajo y cocínalos por unos 25 minutos. Si estás usando una olla regular tapa la olla y deja que hierva a fuego alto, luego reduce el fuego a medio bajo o bajo y cocina los fríjoles por unos 45-50 minutos o hasta que ablanden.

Mientras tanto calienta el aceite en una sartén grande a fuego medio. Agrega la cebolla picada y cocínala por unos 3 minutos o hasta que esté cristalizada o transparente. Luego agrega el ajo picado y cocina por otro minuto. Ahora, agrega el tomate y cocínalo por unos 5 minutos o hasta que ablande. Sazona con el comino, color, sal y pimienta al gusto. Si quieres le puedes agregar el ¼ de taza de agua. Coloca este hogao aparte.

Cuando los fríjoles estén cocinados deja escapar toda la presión de la olla a presión antes de destaparla. Retira la zanahoria y colócala en una licuadora con aprox. 1 taza de fríjoles con caldo. Licúa bien y luego agrega esta mezcla a los fríjoles junto con el hogao. Sazónalos con sal y pimienta al gusto antes de servirlos. Si los fríjoles no han espesado, continúa cocinándolos a fuego bajo por otros 15-20 minutos o hasta que espesen.