En un recipiente grande cierna la harina, polvo para hornear y sal. Coloca la mezcla aparte.

En un recipiente grande aparte, bate la mantequilla y el azúcar a velocidad alta por varios minutos hasta que la mezcla quede cremosa y obtenga un color amarillo pálido.

Mientras sigues batiendo a una velocidad más baja, agrega los huevos uno a la vez y mezcla hasta que cada huevo quede bien incorporado. Luego, agrega el extracto de vainilla. Cuando llegues a este punto puedes raspar el interior del recipiente para asegurarte de que todo quede bien mezclado.

Agrega a mezcla de harina en 3 tandas alternando con la cantidad de leche, la cual se agrega en 2 tandas. Comienza y termina con la mezcla de harina. Bate solamente hasta que cada ingrediente se incorpore porque si batimos demasiado la torta quedará muy dura.

Engrasa dos moldes redondos de 9 x 2 pulgadas (23 x 5 cm) y vierte la mezcla en cantidades iguales en cada molde. Hornea a 350ºF (180ºC) por unos 30-35 minutos o hasta que al introducir un palillo en la mitad salga limpio. Saca las tortas del horno y déjalas reposar dentro de los moldes por unos 10 minutos. Luego, sácalas de los moldes y déjalas enfriar completamente sobre una rejilla.

Una vez que estén frías les puedes quitar la parte superior para emparejarlas. Cubre la parte superior de una de las tortas con el buttercream (este será el primer piso de la torta) y luego voltea la segunda torta y colócala sobre la primera. Ahora, cubre las dos tortas con una capa delgada de buttercream y guárdalas en la nevera por unos 15-20 minutos. Este será el crumb coat o capa de sellado para cubrir todas las migas de la torta.

Saca la torta del refrigerador y termina decorándola con una segunda capa de buttercream.